miércoles, 13 de marzo de 2013

Barrecha (barreja) de amor: el romance mixto

Antes de comenzar esta romántica entrada, quiero saludar a dos personas humanas (y blogueros y escritores, a més a més) con las que pasé un rato muy agradable el lunes, y que también vinieron desde Madrid a Barcelona, con alguna escala en medio. Si no leéis a Ainhoa o a Borja, no sé a qué esperáis. Aparte de sus blogs, los podéis seguir en medios como Madriz, Barcelonés, o en sus propios libros, sus tuiters y su todo, que son jóvenes y preparados. La charla fue un lujo de conversación BCN-MAD y una puesta al día de la sociedad barceloní, que agradecí mucho. Un cónclave de altos vuelos, casi como los del Vaticano.

Por cierto, ¿cómo coño se pronuncia SMODA? ¿ESMODA o ESEMODA? Que alguien arroje luz sobre este tema. ¿Y qué pasó con el CYSMA? Respuestas quiero.

Pasemos ya al tema que nos ocupa. El otro día salió el tema de la dificultad de ligar con catalanes. Confesaré que algo había oído sobre el problema vasco, pero desconocía este hándicap.

Un consejo, entonces, para las muchachas interesadas en muchachos catalanes: traedlos ligaos de casa. A mi me funcionó.

Voy a hablar principalmente de los casos que tengo en mi entorno, que son parejas mixtas entre barcelonés y madrileña. Apenas conozco casos de barcelonesa y madrileño, pero seguro que hay muchos también. Escriban, por favor, si este es su caso.

Tengo bastantes amigas madrileñas (L., M.P., N., y of course S.) que están en diferentes puntos de sus relaciones con catalanes, con lo que ello conlleva. También tengo una hermosa sevillana (R.) que se ligó a su correspondiente catalán. Analicemos las fases del PONT AERI del amor:




La primera fase es la del EXOTISMO: seguramente no habíamos llevado una relación a distancia, y todo nos parece novedoso. La sorpresa, el encanto, el qué pasará después. No paran los mails, los mensajes, comienzan las llamadas cada vez más frecuentes... aquí hay tomate. Te has ligao a un catalán y sientes que debes contarlo a todo el mundo en Madrid: el exótico romance está en marcha y vais a tope. En esta fase, los hombres te dirán la consabida frase "¿pero es que no hay hombres en Madrid?". Sí, he probado a muchos. Aconsejo la respuesta "sí, pero no me quiere ninguno", que da pie a mucho piropo y agasajo del chulito madrileño herido en su orgullo.
Aunque no todos sean catalanes, estos son los tres hombres que se le vienen a la cabeza al hombre madrileño cuando le cuentas que te has ligado a uno. Y no les falta razón.


La segunda es la del TURISMO: las visitas de uno y de otro comienzan a ser más frecuentes, y se produce el efecto viajero. En efecto, amiga madrileña, dispones de casa en Barcelona. Tu chico está encantado contigo y te va a enseñar los rincones más bellos de la ciudad condal. Va a desmitificar el rollo de que los catalanes son tacaños a base de visitar los mejores restaurantes que conoce, mandarte rosas en Sant Jordi y todo lo bonito que cueste perras en la ciudad.
A su vez, tú misma le guiarás por tus sitios de confianza, escondidos en callejuelas madrileñas, le emborracharás con mil cañas y os pasará alguna locura por la noche.
Esta es una fase muy bonita, porque te reconocilias con tu ciudad y conoces de verdad la otra, con ojos de enamorado, que siempre hace más hermoso todo.

Tu primer Sant Jordi: una experiencia preciosa que no olvidarás, querida amiga madrileña.

La tercera es la de ME CAGO EN VUELING: amigos barrechados, seguro que sabéis muy bien de qué hablo. Vueling ha ido subiendo sustancialmente de precio y de tiempo de espera desde que comencé a venir a Barcelona con regularidad, hace casi 4 años ya. Si cuento todas las horas que he estado esperando en Barajas y El Prat, puedo haber perdido meses de vida. Viajar ya no es un placer, sino un tedio, y el encanto del duty free y el pasear con el trolley desaparece. Se da lugar al cabreo constante, el llegar a las mil de la noche, con un hambre de perro de ciego y cabreo perpetuo. Pero al ver a tu catalán ahí se te quitan las penurias.

Cari, estoy hasta el coñete de Vueling... ¡¡quiero dejarlo contigo!!


La cuarta es la de TARIFA PLANA. Queridos, si queréis sobrevivir a este romance, debéis perderle miedo al teléfono, asumir que le vais a dar mucha tralla y avisar a vuestros conocidos de que os ausentaréis para hablar varios ratos al día. La gente es comprensiva y si no lo es, lo explicáis. Capítulo aparte merecen los malentendidos y las discusiones por teléfono, cosa que no le deseo ni a mi peor enemigo.


La quinta, y directamente consecuencia de las anteriores, es la de RUINA ECONÓMICA. A estas alturas, los miembros del romance conocen que Vueling es la peste, el bus es inviable y le dan al AVE cosa mala. Pero el lujo se paga, y muy caro. Yo misma tenía un buen sueldo en todo este proceso, pero el gasto mensual en viajes era muy alto y mi ahorro ha sido NULO. Los precios, además, han ido subiendo hasta casi doblar los de hace 3 años y pico. Una locura, vamos.


Entre medias de todas estas fases, los sujetos se han integrado en las pandillas de amigos, han aprendido que es posible entenderse, han tenido alguna discusión sociopolítica, han conocido a las familias (que al principio lo flipan y luego lo aceptan con alegría) y han intentado hacer vida normal. Lo cual nos lleva a la siguiente fase.

La sexta es la de HACER COSAS DE PAREJA NORMAL: lo que es un coñazo para otras parejas, como ir a comer con la familia, hacer la compra semanal, ir al Ikea, esperar juntos al vuelo o recoger al otro en el trabajo, son las que más valoramos las barrechadas. Es esencial hacer todo esto para que no se pierda la perspectiva: ¡lo que no es normal es lo nuestro! No tenemos rutinas, esas rutinas de las que se quejan todos, y esa es nuestra maldición.


¡Así que la felicidad era esto!

La séptima es la de DAR EL PASO: ok, asumámoslo. Ya han pasado cosas, no habéis podido estar el uno con el otro en momentos clave, os estáis arruinando: se necesita estar juntos. Es justo el momento clave, el de dejarlo todo, el de cambiar los hábitos, el de asumir que hay que dar un paso más, que cambiará todo. En mi caso, fui yo la trasladada, por motivos laborales. Y aquí nos tenéis a más madrileñas: no somos charnegas, no vinimos a buscarnos el pan, no vinimos a estudiar o por un breve tiempo. Fue el amor el que nos trajo aquí. ¿Eso cambia la perspectiva? Quizás sí.

Las siguientes fases ya implican un nivel de anclaje más alto con el medio ambiente. Ya son varias amigas las que han tenido niños aquí en Barcelona, siendo de fuera, y tan felices, oiga! Pero seguro que hasta ellas, muy integradas, se han visto reflejadas en estas fases de la barrecha amorosa que supone este tipo de relación.

Pero, ¿qué tendrán los catalanes para conquistar a tantas madrileñas? ¿Y qué ofrecemos las castizas a estos chicos bilingües, con o sin gafas de pasta? Lo que está claro es que el seny y el desparpajo madrileño se llevan bien, son muy sexies el uno para el otro y dan lugar a más relaciones: garantía de éxito en las mezclas de amigos catalanes y madrileños.

Que unos bailaremos chotis y otros sardanas, pero en la intimidad eso da igual. Os lo digo yo.

1 comentario:

  1. yo por un Berto en mi vida me me mudo a Barcelona, doy un golpe de provincia o lo que haga falta.
    ¡Ains Señor llévame pronto a Barcelona!...

    ResponderEliminar