sábado, 23 de febrero de 2013

Especial moda: ¿qué ocurre con Desigual en Barcelona?

Amancio, tu reino está en peligro.

No quiero que suene a amenaza, pero por si no te has dado cuenta, hay una marea de ropajes de color y patchwork que te han desplazado de las principales calles de nuestras ciudades.

Mi madre siempre me dice que "lo poquito agrada y lo mucho enfada". Un poco de color siempre viene bien en nuestros looks. Agrada, por tanto.

El mix de texturas, colores y línea gráfica personal, en cambio, es más bien patrimonio de las protagonistas de TU ESTILO A JUICIO, uno de mis programas favoritos.

¿Perdoooonaaaa? Yo llevo patchwork capilar, no soy un adefesio, bonita.

Casi siempre salen peor que entran, pero eso sí, con mejor pelo y las famosas CARILLAS LEONARDO, que les ponen la pareja de dentistas más guay del mundo (spin off ya).

No sé si opinarán lo mismo en Toronto, donde creo que se graba este programa, sobre el exceso de información que supone la ropa de Desigual. Que hay de todo, lo sé, pero probad a entrar en una tienda. Yo le hecho dos veces o tres y cuando salí todo me daba vueltas. Un poco como se sienten los hombres al ir de compras.

La cosa es fuerte: acabo de comprobar que esta marca tiene más de un millón de Me Gusta en su página de Facebook. Acojonante, ¿verdad?

Por supuesto, esto no es culpa de los barceloneses. Ni siquiera de los catalanes. Ni siquiera de los españoles. Si alguien tiene responsabilidad en este asunto del vestir desenfadado, esos son los GUIRIS. De hecho, su fundador parece ser que es de Suiza.

El perpetrador llegó a Ibiza y seguramente comenzó a consumir ácido. No tenía más dinero, puesto que todos sabemos que los tienen dinero en Suiza son nuestros políticos, no los hippies suizos de mierda. Por este motivo, comenzó a crear patronajes locos, sin ton ni son, hechos de tela vaquera.

La cosa no pasó a mayores. Tuvimos años de tranquilidad hasta que llegó un catalán, genio de las finanzas o no sé qué, y apostó por él, viendo el parecido razonable con Custo, otra marca con la que hay que ser muy cauto.

Repetimos: hay que ser muy cauto con Custo.

La cosa se fue de madre y qué os voy a contar. Aquí en Barcelona te descuidas y han abierto uno en tu WC. ¿Os acordáis de Starbucks, que cuando llegaron a España parecía que no quedaba una esquina libre en Madrid?

A los guiris les encantan los colores, lo desenfadado, lo FREE. Esta es la imagen que vende y la que provocó la muy vergonzante campaña publicitaria de "me voy a tirar a mi jefe" y no sé qué gilipolleces más. En una ciudad llena de ellos, ¿cómo no iba a triunfar Desigual?

Si quieres que te describa mi infierno, mejor te lo explico con esta foto.


La ropa de Desigual no es barata. No dudo de la calidad de sus prendas, de las que tengo buen feedback, pero no puedo garantizarlo tampoco.

Algunas veces me pregunto: ¿cómo sería Barcelona sin guiris? Probablemente, la mejor ciudad del mundo. Esto implicaría también una Barcelona con menos Desiguales y menos Custos. Y camareros más agradables.

Me dejo pendiente un tema muy recurrente en cuestiones de moda barceloní: LAS GAFAS. No creáis que me olvido. No es que en Madrid nadie las lleve, no no no no!! Es solamente que aquí las lleva más gente, y en colores y formatos más llamativos. Esto es así.

¿Cirugía láser para la miopía? ¿Lentillas? ¡Eso para los madrileños!, pensarán seguramente los barceloneses. Yo, como amante de las gafas, me congratulo de ello. Aunque sean de pega y sin graduar. Veamos al rey catalán de las gafas de pasta en la actualidad (no es Buenafuente):


Os presento a Òscar Dalmau, el culpable de que mi hombre no salga aún en la tele: se parecen demasiado. Demasiado gallo con gafas en el corral de TV3, seguramente.Y qué decir de la frondosa melena cobriza, es que hasta nuestra sobrina dice ¡TIETE! cuando le ve por la tele. Y eso que lo hace con él mismo al lado. Por cierto, siempre le llamo Custo Dalmau y nada que ver.

En fin, los niños... qué cosas tienen. Me voy a hacer pipí.




2 comentarios:

  1. jajaja por fin.. ya decía yo que me sonaba a alguien.
    Y no hablar del típico corte de pelo de las catalanas...catalanas. Ahora que de eso los vascos, también saben un rato.

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  2. Jajaja, ¿no habías visto el parecido? Si hasta la gente duda por la calle! Eso sí, en Madrid por ejemplo, vive en el anonimato.
    El corte de pelo ése... menos mal que tampoco está muy extendido. Pero sí, vaya tela, y con la combinación de pelete + gafas de pasta blancas + botas planas + abrigo raro + falda de fieltro = especimen femenino antimorbo. Mi marido me advirtió que si me transformaba en ese aquí, me abandonaría. De momento me estoy resistiendo como puedo.

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