jueves, 11 de abril de 2013

El transporte público es de pobres, pero más de pobres es ir andando: el metro

Madrid es pija y macarra. Madrid es rock.
Barcelona es burguesa y bohemia. Barcelona es folk.

¿Qué tiene que ver esto con el tema que nos ocupa? Pues nada, pero me apetecía dejar las cosas claras, por si alguien tenía dudas. Que por etiquetar no quede.

Hoy quiero hablaros del transporte público de ambas megalópolis, con un análisis pormenorizado de sus cosas buenas y sus cosas malas, para que no os despistéis cuando vayáis a cada una de ellas. Vaya por delante que no soy nada fan del transporte colectivo, y que soy una de esas malvadas contaminadoras que aman a su coche por encima de todas las cosas. Si bien ahora en Barcelona me he pasado al lado más pedestre de mi misma, y voy caminando siempre que puedo. Como ya sabéis, gracias a esta bella ciudad he descubierto a la paseante que hay en mi, sepultada tras años de atascos, y eso es algo que le agradezco infinitamente. 

Mi estilo de vida también ha cambiado, y con él mis hábitos transportiles. Aun así, soy usuaria puntual de sus metros, autobuses y trenes de cercanías (aquí Rodalies Renfe), y de sus Ferrocarriles Catalanes (solamente en Barcelona, claro). Y por eso me veo capacitada para escribir sobre ellos. Puntuaré cada uno de ellos en una escala de 0 a 5 caritas con mascarilla del Whatsapp, en cada uno de estos aspectos:
- Limpieza, apariencia y olor
- Puntualidad y frecuencia del servicio
- Alcance geográfico
- Precio
- Calidad global

Vamos allá con el primero, el metro, que sé que lo estáis esperando. Haré otras entregas con los demás.

EL METRO:

Todavía me escandalizo cuando me entero de que a muchos sitios de Barcelona no se puede llegar bien en Metro. Si algo se pudo hacer bien en Madrid hace unos años, fue disponer de un metro modélico, a buen precio, limpio, estético y sobre todo, útil para (casi) todos los habitantes de la CAM. El metro Ligero fue una patraña para que los de Pozuelo y otros se tranquilizaran, lo sé. Pero a día de hoy es un gustazo poder ir al aeropuerto en metro, en una línea limpia y rápida, aun cuando el precio del billete se haya disparado. Haced la prueba en otro lugar del mundo, que no sea Tokio, y veréis la diferencia abismal.

Metro de Madrid (el que volaba)
Esos andenes tan grandes y ese aspecto de pulcritud da gusto

Juegan en su contra las constantes huelgas y sabotajes, que no hacen más que joder al que no tiene culpa, el preocupante aumento del tiempo de espera (menos frecuencias), los recortes en los horarios y el paralelo SUBIDÓN SUBIDÓN de precio. Creíamos vivir en un espejismo, ¡qué ilusos los madrileños pensando que teníamos algo de lo que enorgullecernos! Ahora solamente nos quedan las cañas bien echadas y los cacahueses ponen como tapa. Veamos la puntuación:
- Limpieza, apariencia y olor:
- Puntualidad y frecuencia del servicio: 
- Alcance geográfico:

- Precio:
- Calidad global: ,5

El Metro de Madrid se ve penalizado por su alto precio, y su bajada de calidad, y por el hecho de no haber permitido jamás una modalidad de transbordo de tipo de transporte en un tiempo dado, como existe en Barcelona. Sigue siendo muy superior en cuanto a calidad percibida y alcance. Hay estaciones que son una auténtica maravilla y su estética y comodidad es como tres millones de veces mejor que el de Barna, pero ha perdido bastante por la pésima gestión.
El precio del Metrobus de 10 viajes para la zona A es de 12,20€, carísimo. El sistema de transporte no está integrado, así que si necesitas subirte en un autobús o cercanías en el mismo trayecto, vuelves a pagar. Ahora también se paga según el número de estaciones que vayas a recorrer, con el billete unitario. El precio del abono transporte mensual es bastante abusivo, y solamente sale a cuenta si eres un púber que acaba de comenzar la Universidad (el mítico ABONO JOVEN o ABONO NARANJA). 

Mi opinión es que Metro de Madrid ha vivido tiempos mejores y que espero que los recupere, porque me hacía sentir que vivía en el Primer Mundo, al igual que cuando viajo en AVE.


Metro de Barcelona (el de las paredes pintadas de negro)


Solamente a un loco se le habría ocurrido pintar de negro (u oscuro) las paredes de un medio de transporte tan dado a la claustrofobia como es el metro. Metro que además no disfruta de techos altos o andenes muy largos que se diga.
Ese loco trabajaba en Metro de Barcelona.
La pulcritud no es su fuerte. En verano el ambiente es aún más irrespirable que en el de Madrid, y he visto varias ratas. La ergonomía tampoco lo es (¿qué son esas horribles puertas de salida, o que tengas que meter el billete por la izquierda, en un mundo mayoritariamente diestro?), el grueso de sus vagones es como de low cost, con los asientos baratos de plástico negro... Hay vagones mejores y mejores estaciones, pero no compensan los malos ratos que nos dan los otros. A todo esto, ¿saben que el aire acondicionado EXISTE? Pasemos al examen objetivo:
- Limpieza, apariencia y olor:
- Puntualidad y frecuencia del servicio: 
- Alcance geográfico:
- Precio:
- Calidad global:

Pongo un 3 para redondear, pero en realidad sería un 2,75. Su gran baza en comparación con el de Madrid ahora mismo es el precio, pero la calidad precibida por el usuario es bastante lo peor, debido a su inexplicable estética oscura, que más bien parece el Phobia, garito que los mas góticoviejunos del lugar recordarán con cariño. Pero, lejos de escuchar por sus andenes a Christian Death o a los Sisters, resulta que ponen música de ascensor a toda hostia. ¿PERO QUÉ ES ESO? A ver, Metro de Barcelona, si ya habéis logrado que haya cobertura en casi todas las estaciones, no jodáis con esa música, que al llamar no se oye nada. Es peor que el canal Metro Madrid.
El precio del billete de 10 viajes es de 9,80€ para una zona, y durante 1 hora y 15 minutos podrás utilizar otro transporte (bus, ferrocarriles o tren de cercanías) sin coste adicional, solamente se contabiliza el primero. Esto es una maravilla, sobre todo en una ciudad en la que las distancias no son extremadamente largas. ¡Un 10 para la integración tarifaria!

Mi opinión es que Barcelona es una ciudad que se merece un mejor transporte suburbano, pero que tiene la gran baza de la integración tarifaria, que, en homenaje a Sara Montiel, diré que es WONDERFUL.

No he valorado un aspecto importante, que es el de sus respectivas webs. Mi opinión es que la de Metro de Madrid es correcta, pero adolece de lo que todas las webs del entorno gubernamental madrileño: exceso de información, letra pequeña y no saber dónde encontrar bien lo que buscas. La de TMB es, directamente, una aberración. Todas las veces que he intentado planificar un trayecto me ha hecho la picha un lío, y termino por desesperarme e ir caminando a donde quiera que sea mi destino. Adolece de lo que la mayor parte de las webs catalanas: su versión en castellano no está totalmente traducida y se cuelan informaciones raras del HTML en la lengua de Artur Mas.

En conclusión, no me extraña que en Barcelona todo el mundo vaya en moto y en bici (Barcelona es la ciudad más atascada de España, y por supuesto, de Catalunya) y que en Madrid el coche sea una necesidad imperiosa, más que un capricho. Con la gasolina con las nubes, el transporte público casi privatizado y para millonarios en un país cada vez más pobre, se hace necesario un modelo nuevo de gestión más económico y ecológico, que se deslocalicen los lugares de trabajo en la medida de lo posible y que sintamos que nuestros impuestos sirven para algo más que para que se forren cuatro amigos de Pujol o Esperanza Aguirre. Yo continuaré disfrutando en la medida de lo posible del Spotify en el móvil, mientras camino por Barcelona, que ahora con la primavera es lo que apetece.
Mirad que dos PÁJAROS se montaron ese día en el Metro.

1 comentario:

  1. Aysss qué bien leerte de nuevo chica, yo soy otra de esas anti ecológicas que ama a su coche por encima de muchas cosas... Y que eso sí, me encantaría ir andando o bici a todas partes, envidiadás!

    Un beso

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